miércoles, 28 de abril de 2010

La flor más grande del mundo- La versión de Mercedes



La flor más grande del mundo.

Yo me llamo Mariano y tengo 50 años. Hoy me decidí a contar una historia que viví de niño.

Ese día, había ido con mi papá al desierto, a buscar una linda plantita que adornara la casa.

Cuando llegamos, me bajé del auto y observé el paisaje. Mi papá estaba arrancando un arbolito, mientras un hombre con un sombrero y chaleco observaba algo en el piso. Yo me acerqué y vi un pequeño escarabajo pelotero. Lo agarré y lo metí en una caja con agujeros.

Mientras nos alejamos vi a esa flor, esa hermosa margarita que había quedado desprotegida, debido a que su única protección era el árbol que mi papá había arrancado. Llegamos a casa. Papá plantó el arbolito en una maceta, y yo abrí la caja para observar mejor al escarabajo, pero este se voló.

Yo quise seguirlo, así que salté la tapia y corrí, siguiendo al escarabajo. Crucé una zona baldía, un bosque, un río y finalmente llegué al desierto.

Me olvidé totalmente del escarabajo, me quedé hipnotizado por la flor, esa margarita que se estaba secando al sol, sin sombra ni agua.

Entonces se me ocurre regar la flor. Voy y vuelvo varias veces hasta el río, llevándole agua a la flor en el hueco de mis manos. Exhausto después de tanto trabajo, me quedé dormido al pie de la flor, tapado por un pétalo. Mientras dormía, la flor crecía y crecía…

Mis padres se dieron cuenta de mi ausencia y comenzaron a buscarme. Al cabo de un rato mis papás me encontraron y me llevaron de vuelta a casa. Al otro día la flor había crecido muchísimo, y era tan alta que se veía desde el pueblo.

Fui con mis papás a ver la flor, y cuando regresamos, mi papá me llevaba en sus hombros.

Al pasar por el bosque volví a ver al escarabajo, y lo saludé. Y él me devolvió el saludo.

Fin

1 comentario:

  1. Me encanto tu historia, y mas que todo lo que trata de enseñar.
    Puedo ver que no importan los problemas y dificultades que podamos pasar lo importante es que podemos dar lo mejor de nosotros. Y como dice el probervios El hombre riega y Dios se encarga de hacer crecer.

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